Creo que siempre hay que tener la mirada puesta en el corto, en el medio y en el largo plazo. Sin embargo, la lucha geopolítica actual por la hegemonía comercial es muy grande, por lo que estamos siempre en el alambre, con una gran incertidumbre, lo que te obliga a ser cauto en determinadas decisiones. Por ejemplo, cuando Trump anunció aplicar un 25% de aranceles a Canadá y México, yo ya estaba pensando en las consecuencias que eso inmediatamente tendría para el aguacate de Trops y, aunque se haya pospuesto la decisión y probablemente finalmente no se haga, ahí está la amenaza.
Uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta en esta situación tan cambiante es tener una tesorería sana. Ante un COVID o una guerra, como dicen los americanos, “Cash is King” (La tesorería es clave). Y en el mundo de la fruta y hortaliza, mucho más.
Especialmente ante la gran competencia que existe, con la que no podemos igualarnos en precio, pero sí innovando, siendo más creativos. En este sentido, Europa se ha olvidado de competir y no para de autoimponerse normas, quiere ser el más regulador y eso es un problema. No debemos olvidar la importancia de la soberanía alimentaria y los agricultores no entienden por qué hay tantas trabas para producir. Evidentemente, siempre hay aspectos que mejorar, pero sin intentar eliminar al sector primario para poner placas fotovoltaicas, recibir minerales o negociar el control de fronteras. La sostenibilidad medioambiental hay que llevarla a cabo, pero no al extremo, porque si no, perderemos competitividad. Ojalá el nuevo comisario y las ideas lanzadas por el informe Draghi ayuden a tomar un nuevo rumbo a Europa menos restrictivo para la agricultura.
Todo ello nos hace pensar que, como he dicho anteriormente, hay que estar preparado en el corto plazo, pero también en el medio y largo plazo.
La tecnología, fundamental
Como ejemplo de inversiones a medio/ largo plazo, una de nuestras principales apuestas para ser más competitivos es la tecnología, aplicada en todos los ámbitos. La robotización, la automatización y la Inteligencia Artificial en los diferentes procesos van a aportar más calidad al producto, además de eficiencia y productividad al negocio. Por ejemplo, vamos a diversificar y a hacer una planta de guacamole, multiplicando por diez nuestra capacidad de producción y dándole la importancia que se merece hoy esta línea de gran demanda. Es una inversión a largo plazo, pero el secreto en este tipo de inversiones está en calcular un retorno lo más pronto posible, porque no se sabe qué puede pasar a cinco años vista, siempre hay incertidumbre. Así, yo hago mi payback lo más corto posible, pero hay que adaptarse permanentemente. Ya lo decía Darwin, no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta.
También necesitamos la tecnología para ser más sostenibles optimizando los recursos naturales y para ello es preciso un cambio cultural en el agricultor. Para saber qué necesita el árbol en cada momento la tecnología es clave y no podemos llevar el campo como se hacía antiguamente.
Mayor consumo
La demanda de aguacate crece a un 10% anual, sin embargo, la producción lo hace más deprisa, con lo que se calcula que el precio bajará en pocos años. Por ello, estamos apostando por crear valor, aumentando la calidad de la fruta o diversificando con productos como el guacamole, el objetivo es hacer divertido el consumo de fruta. En este camino es importante la colaboración de todo el sector y de toda la cadena. Como ejemplo, mediante la Interprofesional del Aguacate y el Mango nos hemos puesto de acuerdo todos para juntar recursos e ir a Europa a hacer campañas de promoción conjuntas que fomenten el consumo de estas frutas. Es un acto de altura de miras. Somos capaces de aumentar el consumo, así como de atraer talento al sector para continuar innovando y aportando valor, porque tenemos un propósito que no es solo vender fruta, es distribuir salud.
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