Entrevista a la directora de RSC de Proexport, Natalia López
La Asociación de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia (Proexport) tiene un firme compromiso con la promoción del consumo de frutas y hortalizas, especialmente entre los más jóvenes. Hace 15 años lanzó fruticoles.com, una de las primeras grandes plataformas digitales dedicadas a fomentar una alimentación saludable entre escolares. Desde entonces, han desarrollado concursos, recetarios, vídeos con deportistas como Facu Campazzo, médicos de prestigio como Óscar Girón y Juan Madrid, y artistas como Diego Martín. Han trabajado codo con codo con docentes maravillosos y han adaptado iniciativas a colegios de educación especial.
Valencia Fruits. Productores y exportadores, y decididos a impulsar la alimentación saludable.
Natalia López Carrillo. Así es. Nos dirigimos especialmente a los más pequeños porque creemos que son el germen de una sociedad futura más saludable. “Fruticoles, coles que disfrutan” nació en 2010.
Llevamos 15 años impulsando una alimentación más saludable entre escolares, con más de 10 millones de euros invertidos en programas de distribución de frutas y hortalizas en tres comunidades autónomas. Comenzamos en nuestra Región, donde recibimos el cariño de toda la comunidad educativa, estuvimos un año en Castilla-La Mancha y, desde el curso pasado, nos encargamos del suministro en más de 800 centros educativos de la Comunidad de Madrid, beneficiando a 269.000 escolares.
Además, hemos sido impulsores de asociaciones como +Brócoli o Alcachofa de España, convencidos de que la colaboración sectorial es clave para lograr un cambio real. Vimos que los índices de obesidad infantil aumentaban peligrosamente y, tanto desde Proexport como desde nuestras empresas asociadas, decidimos actuar. Sentimos que teníamos la responsabilidad —y la capacidad— de ser parte de la solución.
VF. Este curso, por segundo año consecutivo, sois los distribuidores oficiales del programa europeo de promoción del consumo de frutas y hortalizas en los colegios de la Comunidad de Madrid. ¿Cuál crees que es el punto fuerte de iniciativas como esta?
NLC. Lo más potente de estas iniciativas es que llevamos la fruta directamente al aula. No es una lección teórica, es una experiencia práctica: los niños y niñas tocan, prueban y comentan la fruta con sus compañeros y profesores. Así se normaliza su consumo.
Se trata además de fruta fresca, de temporada, y priorizamos productos de nuestros asociados en la Región de Murcia. Cuando no es posible, recurrimos a fruta nacional, europea o de otros orígenes, lo que también educa en diversidad y sostenibilidad. Es una forma efectiva y cercana de inculcar buenos hábitos desde el entorno escolar, con un efecto que se traslada luego a las familias.
VF. Por vuestra experiencia, ¿realmente este tipo de iniciativas tienen un impacto positivo en las familias?
NLC. Sí, absolutamente. Las familias nos cuentan que sus hijos empiezan a pedir más fruta, que prueban variedades nuevas y se interesan por su origen. Muchos han recuperado la costumbre de llevar fruta para el recreo.
Estos programas no sólo enseñan, sino que inspiran y cambian comportamientos, y eso es lo más valioso. La alimentación saludable es un aprendizaje que se construye poco a poco, y estamos orgullosos de formar parte de ese proceso.
En Proexport también apostamos por poner en valor la figura del agricultor. Queremos que los escolares y sus familias comprendan que la agricultura no es una fábrica de tornillos: es una labor minuciosa, donde cada día los agricultores cuidan sus cultivos, enfrentándose a desafíos como el calor, que madura la fruta, o la lluvia, que puede comprometer su conservación. Por no hablar de granizo, que tanto ha afectado este último mes a las producciones de fruta de hueso.
Detrás de cada pieza de fruta hay esfuerzo, conocimiento y sensibilidad. Todo eso queremos transmitirlo, porque si no lo hacemos desde organizaciones como la nuestra, difícilmente se plantearían en el aula.
VF. Y en su opinión, ¿qué se podría mejorar?
NLC. Hay margen de mejora, sin duda. Sería ideal reforzar la formación del profesorado e implicar más a las familias, para que el mensaje cale también fuera del aula. Además, creemos que estos programas deberían tener continuidad a lo largo de todo el curso escolar.
Además, sería importante que se valore más la experiencia real de las empresas que ejecutan estos programas. No se trata sólo de distribuir fruta, sino de hacerlo con conocimiento, sensibilidad educativa y compromiso con el producto. Estamos trabajando con el cliente más exigente: los niños. Por eso, debería priorizarse la calidad, la variedad y la capacidad de conectar con ellos desde un enfoque pedagógico y alimentario a la vez.
Estos programas no pueden verse como un simple negocio. Es imposible valorar económicamente el proyecto ya que las campañas van evolucionando semana a semana, por lo que centrar el enfoque del proyecto desde una visión presupuestara es simplemente un grave error. Estos programas son una inversión en salud pública y en el futuro de nuestras generaciones. Debemos apostar por productos de primor, que despierten la curiosidad y el gusto de los niños. Nuestras encuestas nos muestran que muchos de ellos sólo conocen unas pocas frutas y hortalizas, simplemente porque no se les han ofrecido. Este tipo de iniciativas son una oportunidad de oro para abrirles la puerta a nuevos sabores, nuevos aprendizajes y una mejor alimentación.
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