Una alimentación saludable como la dieta mediterránea se asocia con mayor expectativa de vida y menor riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, las cardiovasculares, la diabetes tipo 2 o el cáncer, entre otras. Además, este patrón de alimentación, también se ha asociado a un menor impacto sobre el medio ambiente y la residencia de los entornos productivos.
Aunque la campaña 5 al día en Reino Unido ha logrado que la población consumo 0.5 raciones más de frutas y verduras, la ingesta media está aún muy por debajo de las recomendaciones. Con el fin de valorar el impacto en la salud de la población británica y en el medioambiente (emisión de gases de efecto invernadero y huella hídrica), Colombo y col., estableció cuatro modelos en los que se incrementaba el consumo de frutas y verduras hasta llegar a las 5 raciones diarias (400g), diferenciado las que potencialmente podrían ser de origen local, es decir, las que podrían cultivarse en el país.
En los cuatro modelos se logró una incremento de entre 8 y 7 meses de la expectativa de vida, atribuible en el 80% al propio consumo de frutas y verduras. Respecto del impacto en el medio ambiente, de forma similar, las cuatro líneas de estudio lograrían un reducción de entre 0.8 y 1.6% la emisión anual de gases de efecto invernadero, siendo el mayor ahorro en los modelos de mayor consumo de verduras frente a las frutas y en los que no se tuvo en cuenta la procedencia mientras que el uso de agua requerido para cultivar las frutas y verduras sería de 1% menos si cultivaran en el país comparado con un incremento de 0.07m3/año si las fruta y verduras estuvieran producidas fuera de la isla.
