Los procesos inflamatorios están en la base de numerosas enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, así como con la salud mental, entre otras. Así, el control de la inflamación, e indirectamente, el buen funcionamiento del sistema inmunitario, se presenta como una de las estrategias más importantes, para mejorar el perfil de salud de la población, y en esto tiene mucho que decir, el patrón alimentario. La dieta mediterránea sería uno de los patrones con mayor capacidad para reducir los niveles de inflamación, por su alto contenido en frutas y hortalizas, pescados, aceite de oliva y frutos secos.
El estudio europeo IDEFICS liderado desde la universidad de Zaragoza, en algunos de sus estudios enfocados a conocer el estado de inflamación en niños europeos, muestra cómo una alimentación rica en azúcar y alimentos altamente procesados, así como baja en frutas y hortalizas, se asocia a un mayor riesgo de inflamación y, por lo tanto, de enfermedades crónicas. Estos resultados también se han confirmado en otros grupos de edad como los adolescentes, con lo que se refuerza la necesidad de invertir en programas de promoción de hábitos alimentarios saludables, en los las frutas y hortalizas sean alimentos preferentes, pues su consumo se asocia a un menor nivel de inflamación.
Fuente: extracto del boletín nº 33 - GFAVNL
